- Baños aromáticos: Una excelente manera de relajarse y disfrutar de los aromas terapéuticos. Basta con añadir unas 15 gotas al agua del baño para lograr un efecto calmante, y puedes combinar distintos aceites según tus preferencias o el efecto que desees.
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Inhalación directa: Aplica una o dos gotas en las palmas de las manos, frótalas suavemente y inhala profundamente. Uso recomendado para promover claridad mental, relajación o alivio del estrés.
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Difusión ambiental: Añade de 3 a 6 gotas en un difusor ultrasónico con agua.
El dispositivo dispersa partículas aromáticas que purifican el aire, favorecen la concentración y armonizan el entorno. - Difusión pasiva: Inhalación del aceite aplicado en un trozo de tela o algodón.
Los poros de la piel absorben el aceite esencial y transportan sus moléculas al torrente sanguíneo, actuando no solo en la zona donde se aplica, sino también en todo el cuerpo.
Es importante prestar atención a la cantidad y a la clasificación del aceite esencial, ya que esto permite determinar la dosis adecuada y el tiempo de espera antes de exponerse al sol. De igual manera, recordar que el aceite y el agua no se mezclan. Por eso, cada vez que se utilice una cantidad considerable de aceite esencial, se recomienda diluirlo en un aceite vehicular neutro (aceite de coco, alemndras, entre otros), lo que facilita su disolución, lo vuelve más suave y evita el riesgo de irritación en la piel.
- Algunos aceites esenciales están etiquetados para uso tópico, es decir, se pueden aplicar directamente sobre la piel, permitiendo que lleguen rápidamente al torrente sanguíneo.
- Los aceites esenciales pueden dirigirse a zonas específicas del cuerpo, aplicándolos en puntos reflejos de las orejas, manos y pies.
- Evita el uso tópico a menos que los aceites esenciales hayan sido analizados para comprobar su pureza mediante GC/MS* y estén etiquetados específicamente para uso tópico.
El uso interno de los aceites esenciales debe hacerse con cuidado y responsabilidad.
Solo se recomienda ingerir aceites 100 % puros y naturales, verificados para uso alimentario o terapéutico. Siempre es importante respetar las dosis recomendadas y, en caso de duda, consultar a un profesional.
Algunos aceites, como limón, jengibre, albahaca u orégano, pueden añadirse en bebidas o preparaciones culinarias, aportando sabor, frescura y beneficios naturales. Cuando se usan correctamente, pueden favorecer la digestión, reforzar las defensas y apoyar el bienestar general.
- Algunos aceites esenciales pueden ser usados como suplementos dietéticos.
- Pueden añadirse a bebidas, colocarse debajo de la lengua o encapsularse. Algunos aceites tienen un sabor amargo o desagradable, mientras que otros, especialmente los aceites “calientes”, pueden causar acidez o irritación en la boca y la garganta.